Los sistemas de refrigeración pasiva son una excelente solución para los entornos industriales y con dificultades de refrigeración con altas cargas térmicas o por suciedad en el ambiente, elementos corrosivos en suspensión o altas cargas electrostáticas, o simplemente, donde cobra importancia el bienestar de los ocupantes.
El principal resultado del uso de la refrigeración pasiva es ofrecer un alto nivel de estabilidad y durabilidad a los equipos, además de confort, bajos costes de mantenimiento y un entorno agradable para los ocupantes.
El sistema de refrigeración pasiva se compone de disipadores. Su ventaja es que es totalmente silencioso, no tiene ventiladores que originen ruido. Este tipo de sistemas es utilizado por los productos Fanless: ordenadores sin ventilador. Para lograr esto se usan métodos de organización de los componentes en la carcasa además de versiones de memoria, almacenamiento y micros adaptados para rangos de temperatura especiales.
Las ventajas que ofrece son:
Menos nivel de ruido: Elimina las fuentes de ruido (pitidos, murmullos, zumbidos, vibraciones...) que contribuyen a mejorar la calidad de vida.
Menos suciedad: Si no hay ventilador, hay menos polvo y permiten trabajar en entornos corrosivos.
Fiabilidad: Los componentes mecánicos como los ventiladores tienen una tendencia al desgaste o a las averías. Los sistemas fanless no sufren estas consecuencias del desgaste.